La Obesidad Infantil


En la actualidad hay tres veces más niños obesos que hace sólo 15 años. Las consecuencias de este avance son muy preocupantes. Pero sí existen soluciones: la clave está en modificar los hábitos implicando a las familias y al entorno escolar.

Madrid | Noviembre 2011 | Beatriz Quiroga | Redacción Universo UP


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en las últimas décadas la obesidad infantil se ha convertido en uno de los problemas más graves de salud pública a nivel mundial. Los datos recogidos por la citada organización en 2010 nos hablan de casi 42 millones de niños menores de 5 años obesos o con sobrepeso, la mayor parte de ellos viviendo en medios urbanos de países en desarrollo.
En España, la Agencia de Seguridad Alimentaria y Nutrición (ASEAN) presentaba hace unos meses los datos obtenidos a través del estudio ALADINO (Alimentación, Actividad física, Desarrollo Infantil y Obesidad) realizado a aproximadamente 8.000 familias con hijos de entre 6 y 10 años durante un año. Según este estudio, el 45,2% de los niños tenían exceso de peso (26,1% de sobrepeso y 19,1% de obesidad). La obesidad infantil se asocia a una “mayor probabilidad de muerte y discapacidad prematuras en la edad adulta” y tiene "consecuencias para la salud tanto a corto como a largo plazo”. Las consecuencias a largo plazo son, principalemente, un aumento en las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes, enfermedades del aparato locomotor como la artrósis y ciertos tipos de cáncer, mientras que a corto plazo se dan discapacidades como una excesiva fatiga tras la realización de ejercicio físico, deformidad en las extremidades inferiores, alteraciones silenciosas del metabolismo e, incluso, un adelanto en la llegada a la pubertad.
La OMS define el sobrepeso y la obesidad “como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud”. El Índice de Masa Corporal (IMC) es el índice del peso de una persona en relación con su altura y suele ser el método más práctico para evaluar el grado de riesgo asociado con la obesidad en personas adultas, pero en niños y adolescentes este cálculo es más difícil de realizar debido a los cambios fisiológicos que ocurren en sus cuerpos a medida que van creciendo. A pesar de ello, la OMS ha elaborado unas bases de datos de referencia (disponibles solo en inglés) sobre el crecimiento de niños y adolescentes segmentadas en dos grupos, entre los 0 y los 5 años  y entre los 5 y los 19 años.
Piramide nutricionalAunque el exceso de peso en la infancia y la adolescencia se debe a diversas causas, la más importante de ellas es el desequilibrio entre la cantidad de calorías que se ingieren y las que se gastan. Nuestra dieta se ha ido haciendo cada vez más hipercalórica, compuesta por grandes cantidades de grasas y azúcares pero deficiente en vitaminas, minerales y micronutrientes, al tiempo que la actividad física que realizamos ha disminuido notablemente. Pero el sobrepeso y la obesidad no sólo dependen del comportamiento individual, “sino también, cada vez más, con el desarrollo social y económico y las políticas en materia de agricultura, transportes, planificación urbana, medio ambiente, educación y procesamiento, distribución y comercialización de los alimentos”.
En este contexto, el Ministerio de Sanidad y Consumo elaboró en el año 2005, la estrategia NAOS para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad que tiene como finalidad mejorar los hábitos alimentarios e impulsar la actividad física del conjunto de la población española, poniendo especial interés en la la prevención durante la etapa infantil.
José M. Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica de Boston, reconoce que el aumento de la obesidad infantil es muy alarmante, pero insiste en que “la solución no es la dieta, sino la educación” y que “es lamentable que algo tan importante como la nutrición quede es un segundo plano en la enseñanza, ya que existen estadísticas que demuestran que una mayor educación lleva a una vida más sana”. De acuerdo con este planteamiento y dentro de la Estrategia NAOS, en el año 2006 el Ministerio de Sanidad y Consumo puso en marcha en el ámbito escolar el programa PERSEO (Programa Piloto Escolar de Referencia para la Salud y el Ejercicio, contra la Obesidad) para promover entre los escolares de Primaria hábitos de vida saludables, implicando a las familias y actuando sobre el comedor y el entorno escolar simultáneamente. PERSEO se centra en aumentar el consumo de frutas y verduras, reducir el consumo de grasas, aumentar la actividad física y reducir el sedentarismo tanto en el colegio como fuera de él. Pero no sólo las instituciones públicas están trabajando en estrategias de mejora de la calidad de vida y de reducción de la obesidad. En el ámbito privado también existen multitud de diferentes organizaciones que estan trabajando en ello, dirigiendo sus esfuerzos a la prevención y la formación de los más pequeños. Entre los muchos y excelentes trabajos que se están realizando en este ámbito podemos destacar:
El Programa SI! (Programa de Salud Integral) impulsado por la Fundación SHE (Foundation for Science, Health and Educaction) del Doctor Valentín Fuster. Con este programa, implantado en la etapa de infantil de 22 escuelas durante el curso 2010-2011, se pretende que maestros, padres y alumnos cambien sus “conocimientos, hábitos y acitudes respecto a la alimentación, el ejercicio físico, el conocimiento del corazón y el cuerpo y la gestión de las emociones”. Para este curso escolar se incorporarán 65 escuelas en la etapa de infantil y se introducirá en las aulas del 1er ciclo de Primaria.
La Fundación Thao puso en marcha en el año 2007 el Programa Thao de Salud Intantil desarrollado en toda España a través de los municipios y dirigido “a los niños y las niñas, a sus familiares y, por extensión, a toda la población.” Este programa de promoción de la salud está integrado dentro de la EPODE European Network, con el objetivo de crear una plataforma de reflexión y movilización a nivel europeo, aprovechando la experencia de otras paises que están desarrollando el mismo programa contribuyendo a una prevención eficaz y duradera de la obesidad infantil y de las enfermedades asociadas a ella.

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Detección Precoz de Problemas Mentales


Los problemas y trastornos mentales en el niño son cada vez más frecuentes y se presentan a edades cada vez más tempranas. Esta observación suele explicarse por las nuevas tensiones y el aumento de los conflictos que desde el entorno del niño -familiar y social- favorecen su aparición.

Gijón | Noviembre 2011 | Venancio Martínez Suárez | Pediatra | C.S. El Llano


Se acepta que los códigos de conducta, las costumbres sociales, la pérdida de protagonismo de las figuras de autoridad tradicionales –padres y profesores- como referencia educativa, un ambiente crecientemente competitivo y la generalización de modelos de vida que incrementan la frustración sin compensación posible, son elementos que distorsionan la realidad en la que nuestros hijos crecen y se desarrollan, todo ello con consecuencias sobre su estado mental, sus conductas y comportamientos; y que afectan antes y en mayor medida a los niños más frágiles y vulnerables. La realidad es que los estudios epidemiológicos señalan una prevalencia global estimada de condiciones psicopatológicas en la población infantil variable entre el 10% y el 20%, creciente además en los últimos años.
PediatrasFrente a ese contexto, y dada nuestra proximidad al entorno vital del niño y a su familia, los pediatras de Atención Primaria estamos en una posición privilegiada para reconocer y valorar estas situaciones. Y debiéramos, además, tenerlo como una parte fundamental de nuestro trabajo diario. Para ello es importante que ya desde el nacimiento cultivemos una relación de confianza con el pequeño y su familia, mostremos una predisposición abierta a la escucha y preguntemos sistemáticamente y con sensibilidad –a veces mediante cuestionarios diseñados para este fin- por el progreso psicomotor y la sociabilidad del niño. En los controles de salud regulares tendríamos que explorar su constitución psico-emocional y en caso de disponer de algún dato semiológico orientativo o preciso establecer precozmente un planteamiento diagnóstico diferencial; en caso de duda o necesidad ampliando el tiempo de consulta, repitiendo la valoración o revisando la situación en cada visita.
Puede decirse que los trastornos mentales del niño son hoy para nosotros un reto asistencial de primer orden y su sospecha o confirmación son responsabilidad del pediatra general, tanto a través de una búsqueda activa como aplicando nuestro saber ante cualquier demanda de los padres. Esta detección precoz, sin embargo, es mucho más difícil en la infancia que en otras edades. Entre otros motivos, por la limitada capacidad verbal del niño, la necesidad de utilizar información proveniente de los padres y cuidadores, y porque casi todos los síntomas psiquiátricos pueden ser componentes normales de determinadas conductas o comportamientos evolutivos del niño. Pero también por la escasa presencia en nuestro programa de formación de contenidos orientados a atender la integridad del niño desde la vertiente de su evolución psico-social. En ese sentido, el pediatra eficiente debe estar familiarizado con las clasificaciones internacionales de trastornos mentales adaptadas a niños y adolescentes, como la CIE-10 de la OMS y la recogida en el DSM-IV en su versión revisada para la Atención Primaria pediátrica por la Asociación Americana de Pediatría. Y lo mismo puede decirse de las principales pruebas de cribado estandarizadas y validadas por las instituciones más prestigiosas.
Los pediatras podemos encontrarnos problemas mentales de diferente severidad, duración y grado de afectación; y que podrán presentarse en niños de cualquier edad. Así, desde las simples variaciones de la normalidad a los trastornos que cumplen criterios específicos para ser considerados como enfermedad mental, pasando por manifestaciones que alteran la vida del niño pero sin entidad suficiente para ser asignados a una categoría clínica específica.
Desde una consideración práctica, los primeros años de vida del niño (previos a la llegada a la escuela) la sospecha debe establecerse cuando el bebé no interacciona, no mira y se manifieste injustificadamente y de forma habitual con mal humor; cuando observemos rasgos de indiferencia y desconexión con el ambiente, cambios de ánimo no motivados, actitudes interactivas deficitarias o nulas, relaciones sociales pobres o difíciles. Esta etapa es clave en el reconocimiento de las alteraciones en los procesos madurativos y evolutivos, como los trastornos generalizados del desarrollo, trastornos de la vinculación y la comunicación, deficiencias sensoriales, del habla y del lenguaje, disfunciones en el sueño, la alimentación y el control de esfínteres. Es evidente que todos estos problemas pueden beneficiarse de un programa de atención temprana específica que evite la evolución hacia la cronificación, favorezca la recuperación psicomotriz o ayude a la integración del niño en su entorno.
Detección PrecozMás adelante (desde los 6 hasta los 12 años de edad aproximadamente) cobrarán mayor protagonismo los trastornos del aprendizaje, del comportamiento o de la conducta. Debemos señalar la importancia en este grupo de edad de los síntomas inespecíficos relacionados con la angustia, el humor y los afectos, condicionantes importantes de la socialización y el aprendizaje. En ocasiones se ponen ya de manifiesto graves alteraciones de la relación del niño con la realidad, con su propio cuerpo y con los demás.
En la adolescencia, por último, hay que tener en cuenta que algunas características de la sociedad actual propician en los jóvenes carencias en la capacidad de reflexionar sobre los sentimientos, de racionalizar las emociones y de adaptarse a las situaciones de estrés. Tienden a manifestar dificultades en la aceptación de las normas en el ámbito familiar y educativo, junto a un cierto debilitamiento del vínculo y dependencia familiar; expresan de forma decidida la búsqueda de una nueva identidad individual y social,  lo que les puede llevar a prácticas de riesgo para sí mismos y para los demás. En esta etapa los rápidos cambios corporales y en la esfera psicológica y relacional favorecen el debut de diversas patologías: los primeros brotes psicóticos, depresiones, trastornos de la conducta alimentaria y trastornos bipolares.
En todos los casos, el reconocimiento precoz de cualquier condicionante físico, familiar y social mejorará el pronóstico y los resultados de nuestra intervención curativa, lo que puede ser decisivo para el futuro del niño con trastornos o enfermedades crónicas, graves o que afecten a su rendimiento social y escolar. Por ello, en los próximos años tendremos que investigar, definir y caracterizar los factores de riesgo generales y particulares que hacen más probable cada enfermedad, permitiendo adelantar su desarrollo y prevenir sus consecuencias. Lo mismo puede afirmarse respecto a los factores protectores, que son los que ayudan a compensar los elementos negativos predisponentes y facilitan una mejor resolución de crisis y conflictos. Y habrá, por último, que diseñar y perfeccionar métodos de apoyo diagnóstico más sensibles y específicos de aplicación en la práctica clínica. Sumando todo ello, paulatinamente nos iremos acercando al objetivo de la explicación etiológica y podremos proclamar que ofrecemos al niño con problemas mentales las mejores condiciones para superar sus dificultades y expresar todas sus capacidades.

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La Motivación en la Educación: Más Allá de las Palabras

"Quizás aún estemos a tiempo de generar el cambio que tanto buscaba Ortega en la educación... Tenemos que facilitar que el estudiante aprenda generando los contextos para la acción en su aprendizaje, con técnicas activas de participación y estimulación de la relación de conceptos y conocimientos en general."

Por motivación solemos entender aquello que nos promueve una acción, un movimiento. En este sentido, en el contexto educativo hemos tendido a buscar de modo obsesivo todo aquello que motive al estudiante hacia su desarrollo intelectual. Sin embargo, la motivación se ha convertido en una palabra mal entendida y confusa en la medida que es ya casi “un cajón de sastre” de diferentes acciones normalmente “externas” para provocar que el estudiante profundice en los contenidos anualmente evaluables. Pero con el devenir de la educación, se ha convertido en un sistema poco motivador. Más bien es un sistema de control del aprendizaje de contenidos estancos que muy pocas veces tienen que ver con las necesidades reales de crecimiento personal e intelectual de los estudiantes. De hecho, tiene más que ver con los políticos y profesores, pero muy pocas veces con los alumnos.

Ya en 1930 Ortega decía que la actividad docente ha de partir no del saber ni del maestro, sino del aprendiz, del estudiante, “la universidad tiene que ser la proyección institucional del estudiante”. En este sentido, la innovación de Rousseau y sucesores fue precisamente trasladar el epicentro de la educación al estudiante, más allá de este saber y del profesor. Sin embargo, la educación actual sigue más centrada que nunca en el saber y en los dictados del profesor. ¿Acaso no hemos cambiado nada en el último siglo al respecto?

Cuando hablamos de motivación del estudiante, situamos la acción de aprender en él, y por lo tanto deberemos generar los contextos para la acción del estudiante en su aprendizaje. Sin embargo, esto nada tiene que ver con la educación actual centrada en contenidos y con muy bajo espíritu crítico. Estamos formando pequeños "ordenadores" cargados de memoria que después o no saben relacionarla o la pierden con el tiempo. Y nuestro interés es la evaluación a corto plazo de estos contenidos.

Todo esto dista mucho de lo que decía Einstein que “el arte supremo del maestro es despertar el placer de la expresión creativa y el conocimiento”. Si fomentamos el contexto del aprendizaje conseguiremos que el estudiante pueda moverse (motivación) hacia su aprendizaje, relacionando y comprendiendo los diferentes conceptos desde su propio esquema personal. Por eso, la enseñanza debería provocar una mayor “acción” en el estudiante y no una recepción pasiva de contenidos. A este respecto se podrían aportar muchos elementos desde la pedagogía del "aprender haciendo" u otro tipo de aprendizajes vivenciales y experienciales.

Si tenemos que facilitar que el estudiante aprenda en vez que el profesor enseñe, deberemos darle la vuelta a la educación en muchos sentidos. Veamos aquí cuatro puntos fundamentales de este cambio:


  • Primero, el papel del profesor como figura principal del espacio docente debería dirigirse hacia el estudiante. 
  • Segundo, la instrucción es antipedagógica en el sentido que ésta obedece a un esquema del docente más que al del estudiante. 
  • Tercero, el que tiene que trabajar en el aula para su aprendizaje es el alumno que debe esforzarse por aprender una vez generado el interés por el tema o contenido del docente. 
  • Cuarto, cada alumno tiene un esquema de pensamiento y madurez emocional, por eso deberemos facilitar los diferentes tipos de aprendizaje más que establecer dogmáticamente un único tipo de enseñanza.

Recientemente ha surgido una nueva disciplina más práctica que teórica denominada coaching educativo. El coaching educativo parte de la premisa de iniciar el aprendizaje desde el esquema mental del alumno. Nada mejor que un caso o experiencia personal de cómo utilizo el coaching educativo en la universidad.

El profesor por lo tanto se convierte en un facilitador del aprendizaje con técnicas activas de participación y estimulación de la relación de conceptos y conocimientos en general. Los principios del coaching educativo parten de que el aprendizaje es individual a través de estímulos contextuales donde el alumno aprende desde su marco conceptual y a su ritmo de maduración y evolución.

Sólo si somos capaces de comprender emocionalmente al estudiante y de suscitar su propio discurso provocando la curiosidad y el aprendizaje conseguiremos que la educación se convierta en el verdadero pilar de la evolución y cambio en las sociedad.

Quizás aún estemos a tiempo de generar el cambio que tanto buscaba Ortega en la educación. Sólo depende de donde situemos el centro de la educación. Parece sencillo, pero necesitamos nuevas generaciones y mucha más innovación en los centros educativos.

 Necesitamos un cambio de mentalidad sobre el papel de la educación en la sociedad.

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La Motivación

La motivación es un tema que preocupa a todo el mundo. A padres, profesores, psicólogos, empresarios, comerciantes, políticos. Todos deseamos motivar a alguien o que alguien nos motive.  ¿En qué consiste este fenómeno tan omnipresente?

Llamamos “motivación” a la energía que mueve y dirige nuestro comportamiento. De ella depende nuestro ánimo y nuestro interés. Con razón la damos tanta importancia. Y por ello es tan importante saber cómo funciona. Es una noción aparentemente clara pero, sin embargo, muy compleja. Por experiencia sabemos que no es nada fácil motivar o motivarnos. Me gusta poner como ejemplo el hacer ejercicio o seguir un régimen de adelgazamiento. Quien lo emprende está seguro de los beneficios que ambas cosas reportan, pero eso no elimina las dificultades. Comenzamos con entusiasmo y luego nos cansamos, nos aburrimos, lo aplazamos, encontramos excusas para no hacerlo. Esta es la cara oscura de la motivación.

¿Cómo podemos motivar a nuestros hijos? ¿Cómo conseguir que ellos mismos se motiven? Al intentar responder a estas preguntas, inevitablemente nos volvemos sobre nosotros mismos, para preguntarnos. ¿cómo podría motivarme yo cuando estoy aburrid@, desanimad@, desesperanzad@?

Salvo niños especialmente apáticos o pasivos –y de esos también hablamos-  los niños están siempre motivados, pero ¡ay! no para lo que nosotros queremos que lo estén. Ellos quieren jugar, desordenar, moverse, ser independientes, pero nosotros queremos que estudien, ordenen,  estén quietos y sean obedientes. En suma, queremos que se interesen por cosas que nos interesan a nosotros, no a ellos. Cosas que  son buenas para ellos -como para nosotros es bueno hacer ejercicio o adelgazar- pero que  resultan costosas y poco atrayentes -como hacer ejercicio o adelgazar.

Esa transferencia de interés, que exige tenacidad, ingenio y astucia,  forma parte esencial de la tarea educativa. Es una mezcla de seducción y de coacción.

La “motivación de inicio”, es decir, la decisión de comenzar algo, y la “motivación para continuar la tarea”, o sea, la capacidad para soportar el esfuerzo y el fracaso a veces. El ánimo para hacer proyectos, el entusiasmo por las cosas, la perseverancia para superar las dificultades, son   hábitos que debemos fomentar en nuestros niños y adolescentes.

Lo importante es “tener ganas de hacer algo”.

Olvidan que hay muchas cosas que hacemos sin tener ganas de hacerlas, y que eso también deben aprenderlo nuestros hijos. ¿Qué fuerza nos impulsa en esos casos? Solemos llamarla “sentido del deber”. Durante siglos fue el centro de la educación, pero ahora lo hemos olvidado y por eso estamos tan descentrados. Conviene recuperarlo. Es estupendo hacer las cosas por entusiasmo, por gusto, pero cuando no sucede así, habrá que hacerlas porque es nuestra obligación

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Los piojos

La Generalitat Valenciana ha editado el siguiente folleto informativo sobre las acciones que se deben realizar para poder combatir a estos pequeños bichos tal molestos para nuestros hijos.
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Concurso "Olimpiada del Talento"


Fundación Educativa Universidad de PadresLa Universidad de Padres on-line, bajo el patrocinio de la Fundación Repsol va ha promover, en el marco de sus actividades, un concurso escolar, "Olimpiada del Talento" destinado a estudiantes de Primaria y Secundaria, que persigue fomentar la ciencia y la creatividad en el uso de la energía siguiendo la metodología: plantear un  problema y buscar soluciones. Los estudiantes interesados en participar en el concurso podrán presentar sus propuestas a lo largo del curso escolar.
El concurso, cuenta con dos modalidades, uno para alumnos de Educación Primaria y otro para estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Los alumnos de Primaria concursarán bajo el lema” Inventar algo para ahorrar agua en vuestra casa, en vuestro colegio y en vuestra ciudad” mientras que los estudiantes de ESO podrán participar con presentaciones powerpoint, vídeos, etc.,  en los que muestren la elaboración de “Un plan de ahorro energético para vuestro Centro escolar. Calcular el gasto energético, las fuentes utilizadas, su costo, las mejoras, y el costo resultante” Los premios a los que optan los concursantes son, un viaje a Port Aventura acompañado de sus padres para el ganador correspondiente a Educación Primaria. Y una tableta iPad para el alumno ganador de Secundaria.
El concurso se desarrolla a través del portal web www.universidaddepadres.es y las bases serán publicadas en el próximo número de Universo UP.

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Si Mi Familia Me Apoya


Es especialmente importante concienciar a las familias a que sigan de cerca el desarrollo afectivo de sus hijos e hijas para favorecer que puedan expresarles sus sentimientos. Todas las familias deberían percibir la educación afectivo-sexual de los niños, adolescentes y jóvenes, como un hecho transcendente. A menudo no les ayuda a poner palabras a sus sentimientos sobre la ternura, el afecto, el sexo y el amor. Nunca como en la actualidad se había tenido conciencia de que nos faltan habilidades personales para comunicarnos a nivel de los sentimientos y que el apoyo de la familia es lo más importante sobre todo en la adolescencia.

Madrid | Noviembre 2011 | Jesús Generelo |  Coordinador de Educación. Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB)


“Si mi familia me apoya, lo demás no importa”. Esta es la opinión de un adolescente que en su temprana experiencia como gay ya había conocido la homofobia en su experiencia más extrema: había recibido una paliza durante las fiestas de su pueblo. Este joven participaba en el estudio “Adolescencia y sexualidades minoritarias: voces desde la exclusión”(1) . En él, se quiso dar voz a este sector silencioso de la población, conocer la experiencia vital, las problemáticas, los conflictos y esperanzas de los y las adolescentes LGTB (lesbianas, gais, transexuales o bisexuales). En un principio, se habían dividido las entrevistas en diversos bloques temáticos: familia, escuela… y espacios de exclusión. Pero pronto se evidenció que todos los espacios de la vida de estos chicos y chicas se convertían en algún momento –o eran susceptibles de convertirse- en experiencias de exclusión.
Si mi familia me apoyaPero en el mismo estudio donde se nos evidenciaba tan dramáticamente el problema de la homofobia(2) sufrida por la juventud, se nos aportaba una vía de solución. “Si mi familia me apoya, lo demás no importa”. Esta frase tan sencilla como contundente confirmó a los equipos educativos de la FELGTB en una línea programática que cada vez teníamos más clara: hay que incluir plenamente a las familias en las intervenciones educativas para prevenir el acoso por orientación sexual o identidad de género.
Hay que incluirlas porque son una parte fundamental del sistema educativo, y la educación de sus hijos/as no puede hacerse a sus espaldas. Pero también, y fundamentalmente, porque la homofobia tiene tres caras que se complementan y realimentan. Existe la homofobia conductual, es decir, la agresión, de un tipo u otro, explícita. También la intelectual, que hace referencia a las ideas negativas, prejuicios y estereotipos que se manejan sobre la realidad LGTB. Y, por último, está la homofobia emocional. Se trata de una homofobia que se vive en el terreno de las emociones, que no necesariamente coexiste con la intelectual y que es difícil, en ocasiones, incluso percibirla.
Esta homofobia emocional es, sobre todo, la que es preciso trabajar desde las familias y con las familias. Porque la heteronormatividad –o heterosexualidad obligatoria- que comparten la inmensa mayoría de las familias hace que éstas tengan sus hijos, los vean crecer y configurar sus identidades sin plantearse, ni por un instante, que tal vez no van a cumplir estrictamente con esa heteronormatividad presupuesta. La ruptura de ésta genera, con frecuencia, una situación de crisis, de duelo, de sensación de pérdida para cuya gestión las familias no suelen tener recursos.
Esto no quiere decir, además, que en el seno de las familias no haya homofobia conductual o intelectual. El informe Jóvenes LGTB(mostraba que un 21’2% de los/las informantes habían sufrido violencia psicológica a causa de su orientación sexual/identidad de género en contexto familiar. Un 0’9%, incluso violencia física. Pero, sin duda, la homofobia que campa por sus fueros en el ámbito familiar es la emocional. Y no es que las familias tengan una predisposición natural a dicha homofobia, sino que no existe una educación, una información, un trabajo sistemático de prevención de estas situaciones, que probablemente tienen más que ver con el silencio y el desconocimiento que con una actitud verdaderamente negativa con respecto a la diversidad afectivo-sexual.
El psicólogo canadiense Michel Dorais(4) cuenta que en una ocasión atendió a una familia destrozada por el suicidio de su hijo de 14 años. Había dejado una nota en la que les comunicaba que era gay y que no podía seguir viviendo con la desesperanza que esto le provocaba. Los padres no lo entendían, porque ellos hubieran aceptado la homosexualidad de su hijo sin problemas. Pero, ¿cómo podía saber esto el chico si nunca habían hecho nada para que él lo supiera?
Este silencio terrible y opresivo en el que viven tantos y tantas adolescentes es lo que desde la FELGTB se intenta evitar mediante el trabajo preventivo con familias. No solo con familias con hijos LGTB, que también, sino con todas las familias que se muestran conscientes de que trabajar contra la homofobia es trabajar a favor de la comunicación familiar, de la prevención de la exclusión y por la mejora de la convivencia en el sistema educativo.
Para lograr una mayor empatía, se intenta que los talleres sean impartidos por un padre/madre que tiene un hijo LGTB y por un/a joven lesbiana, gai, bisexual o transexual. De este modo, la familia puede identificarse con un igual y, al mismo tiempo, visualizar la cuestión en un/a adolescente que le va a recordar a sus propios hijos/as.
Con estas intervenciones se reducen prejuicios, tensiones y miedos. Se libera a los padres/madres de la opresión de esa heterosexualidad obligatoria y se les aportan herramientas para comprender, visualizar y manejar la posibilidad de que, tal vez, alguno de sus hijos, sobrinos o amigos de éstos no responde o responderá a las expectativas sobre su sexualidad que ellos se habían hecho, admitámoslo, sin haberles consultado.

Bibliografía:
(1). Gallofré, G., Generelo, J. y Pichardo, I: Adolescencia y sexualidades monoritarias: voces desde la Exclusión. Ed. Alcalá. Alcalá la Real, 2009.
(2). Cuando hablamos de homofopbia, lo hacemos de un modo inclusivo, incluyendo también sus diferentes y específicas variables: lesbofobia, bifobia, transfobia...
(3). Garchitorena, M.: Jñovenes LGTB. 2009. FELGTB/ Ministerio de Trabajo. http: //felgtb.org/temas/educacion/documentacion/investigaciones
(4). Dorais, M.: Mort ou fif. La face cachée du suicide chez les garcons. VLB. Ed. Montrèal, 2001
Para más información:
educacion@felgtb.org  /    http://felgtb.org/temas/educacion

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